Unirse para desarrollar estrategias de comunicación

Autor: Alberto Morelli / Fecha: 21/01/14

Unirse para desarrollar estrategias de comunicación

El desarrollo de las cadenas de valor de los distintos productos agroindustriales implica la ejecución de múltiples actividades. Cada una de ellas ha ido evolucionando según las necesidades de un mundo en crecimiento. En el último tiempo se vienen destinando una gran cantidad de recursos a los sistemas científicos, productivos y comerciales para desarrollar las tecnologías necesarias para abastecer sosteniblemente a un mundo que crece y demanda cada vez más alimentos y energía. 
 
La producción agroindustrial moderna tiene una gran capacidad para resolver ciertos problemas sociales como la falta de empleo. Pero también ha evolucionado hacia un mejor cuidado del ambiente, disminuyendo las emisiones de gases de efecto invernadero o utilizando productos con menor impacto ambiental. Esta historia debe ser contada y nuestro sector es el responsable de ello.

Si los beneficios económicos, ecológicos y sociales de la agricultura moderna no son conocidos debemos preguntarnos si estamos escuchando a nuestros clientes o consumidores y si les estamos dando las respuestas que buscan. Debemos aprovechar las oportunidades que tenemos para transmitir un mensaje a nuestro público y explicarles porqué las prácticas modernas de la agricultura y todas las tecnologías vinculada son fundamentales para el desarrollo y el cumplimiento de los desafíos de la humanidad.

Resulta indispensable que todos los que integramos estas cadenas de valor en los distintos países, sin importar cuál sea el método de producción utilizado, demos a conocer y defendamos nuestra actividad productiva y nuestro sector. Si nosotros no hacemos el trabajo de comunicación ese vacío será llenado por otros. Hoy vemos a activistas, legisladores y medios de comunicación como transmisores de los mensajes que nosotros no damos.

Como agricultores nos interesamos por temas como la sequía, el costo de producción, el margen bruto o las regulaciones gubernamentales. En cambio, los consumidores de nuestros productos se interesan por su trabajo, alimentar a su familia, la economía, la seguridad, el cambio climático, entre otros temas. Entonces, lo que nosotros comunicamos ¿Se ajusta a lo que ellos quieren escuchar?

También vemos que existe un deseo de conocer más sobre lo que comemos. Es importante explicar que la biotecnología no beneficia solamente a los productores, sino también a los consumidores de alimentos y a los ecosistemas. Para explicar a los consumidores la relevancia de las actividades productivas no sirve que entre quienes producimos nos veamos como competidores. Debemos encontrar mensajes comunes para educar a los consumidores de todo el mundo, no solo de nuestro país.

Va a llevar un gran trabajo poder alimentar, vestir y proveer de energía y de otros materiales a un mundo que crece. Es indispensable que comprendamos cuáles son nuestras responsabilidades. A través de nuestras entidades o asociaciones debemos lograr la mejor interacción posible con las agencias gubernamentales y los cuerpos legislativos. En conjunto tenemos que derribar las barreras internacionales e intentar desarrollar alianzas y estrategias entre los sectores productivos para poder continuar avanzando con el desarrollo tecnológico.

Uno de los principales objetivos de la comunicación del sector debe estar enfocado a reemplazar a los activistas y a quienes intentan generar pánico sobre nuestros sistemas de producción e ir logrando la sincronización del uso y la aprobación de las distintas tecnologías, entre ellas la biotecnología. Es indispensable que el mensaje del sector esté basado sobre una realidad demostrable científicamente y para ello debemos desarrollar una voz colectiva que abarque a todos nuestros productores.

Con ese objetivo, con el compromiso de todos los integrantes de la cadena, el año pasado comenzamos a mantener reuniones con las Asociaciones de Maíz de Estados Unidos y Brasil para articular un frente común que nos permita trabajar en conjunto. Como países exportadores de maíz cuyos productores adoptaron ampliamente los materiales genéticamente modificados, Argentina, Brasil y Estados Unidos enfrentan muchas de las mismas barreras a la venta mundial de maíz y productos derivados del maíz. Es clave transmitir a los consumidores los beneficios de la biotecnología y otros elementos de la producción agrícola moderna, para así reducir la aprobación asincrónica de eventos biotecnológicos en todo el mundo.

En virtud de ello y luego de un largo trabajo de entendimiento, el pasado 14 de mayo, en el Congreso MAIZAR 2013 “Alianzas para un mundo con maíz”, las organizaciones vinculadas con la producción de maíz de Brasil, Estados Unidos y Argentina (Abramilho, National Corn Growers Association, US Grains Council y Maizar) hemos formalizado la creación de la Alianza Internacional de Maíz, llamada “MAIZALL”, con el objetivo de colaborar en el ámbito mundial para comunicar los asuntos clave relacionados con la seguridad alimentaria, la biotecnología, la protección del ambiente, el comercio y la imagen pública de los productores.

Las bases están dadas: entre los tres países originamos el 50% de la producción mundial de maíz y representamos más del 70% del comercio mundial, contamos con muy buenos suelos, productores entre los más eficientes del mundo, la tecnología más avanzada y un gran impulso industrial y comercial. Todo está listo para multiplicar el negocio actual.