Autor: Pablo Ogallar, presidente de b2b-agri, ex Presidente de MAIZAR / Fecha: 25/01/17
En los últimos años, observamos cómo la agricultura avanzó en la adopción de nuevas tecnologías de forma explosiva. Como resultado, se están logrando rendimientos y capacidades de producción muy superiores a las que podían esperarse hace no muchos años. Los principales avances se deben a la incorporación de maquinaria muy eficiente, a la irrupción en el mercado de material genético de gran productividad y a la alta adopción de eventos biotecnológicos.
Además, los productores han ido generando información de las nuevas tecnologías aplicadas con el objetivo de diseñar, en el futuro cercano, prescripciones para cada ambiente, aumentando así la productividad con menor costo.
A pesar de contar con más información, encontramos muchas oportunidades de mejora que aún no se aprovechan en el sector, mientras que en otras industrias se están mostrando como críticas, y empezamos a ver cómo muchas compañías mejoran su competitividad gracias a un uso eficiente de sus recursos y a la toma de decisiones que optimizan sus operaciones, tanto productivas como comerciales.
En el sector agrícola y particularmente en el cultivo de maíz, el uso de sistemas de inteligencia artificial podría mejorar sensiblemente la eficiencia productiva, maximizando la información disponible a través del desarrollo de modelos de simulación numéricos complejos.
La inteligencia artificial se ha ido implementando en distintos países y cultivos, por ejemplo, en desarrollos para modelar la productividad sectorial de “commodities” agrícolas como el maíz y la soja (producción en Estados Unidos), el aceite de palma (producción y precio en Malasia), el aceite de oliva (producción en España), etc. Además, esta tecnología se utiliza en comercializadoras de horticultura y fruta que necesitan anticipar la recepción de los productos para poder definir sus estrategias comerciales ante los distribuidores, con un elevado grado de seguridad.
Igualmente, para las empresas agropecuarias existen sistemas de predicción de la productividad y evolución de plagas, optimización del manejo de cultivos y gerenciamiento, para actuar en el momento óptimo y maximizar rentabilidad. Estos productos se adaptan plenamente a las necesidades de los clientes y utilizan algoritmos propios que captan la complejidad del sistema a modelar.
El cultivo de maíz representa una oportunidad inmensa para el país, gracias al valor agregado que genera a través de sus distintos usos, como alimentación, biocombustibles, plásticos, fructuosa, medicina, que crean empleos e ingresos. El maíz cuenta con tecnologías competitivas que le permiten expandir sus fronteras actuales y alcanzar una agricultura sostenible con mucho más gramíneas en nuestras rotaciones.
En resumen, la adopción de los modelos basados en inteligencia artificial maximiza las tecnologías disponibles y permite lograr un mayor rinde con menor costo, mejora la planificación y logística y es una herramienta que ayuda a entender las oportunidades que nos brinda el mercado.
Sin dudas, como país tenemos muchas oportunidades que por diversas razones no podemos llevar a la realidad. La agricultura es una de ellas y es el eje de la economía de la Argentina. Mejorar la productividad en forma sostenible a través del uso eficiente de las tecnologías disponibles nos pondrá en un lugar de privilegio para empezar a capturar las oportunidades pendientes