Autor: MAIZAR / Fecha: 05/06/25
Los extraordinarios rendimientos que puede alcanzar el maíz en Patagonia, su relación indisoluble con la ganadería, y la posibilidad de pasar a 1 millón de hectáreas en la región fueron algunos de los ejes de un panel que congregó a Norberto Tabaré Bassi, secretario de Ganadería de Río Negro, y Mirko Schiavi, subsecretario de Agricultura y Ganadería de Chubut, en el Congreso Maizar 2025, que contó con la moderación de Luis Bertoia, líder de la Comisión de Forrajes de Maizar.
En los mapas de producción de granos de la Argentina, las zonas agrícolas terminan a la altura del río Colorado, y al sur no hay nada, dijo Luis Bertoia, moderador del panel “Patagonia: extendiendo la frontera agropecuaria” del Congreso Maizar 2025. Para el especialista, se trata de un tema clave, porque las dos vías para aumentar la producción son aumentar la superficie o el rendimiento. Y aumentar el área sin desmontar prácticamente solo puede hacerse hacia el sur del Río Colorado.
El líder de la Comisión Forrajes de Maizar contó que, continuando iniciativas previas, se hicieron algunos ensayos primero en la zona del Valle Inferior del Río Negro, y luego en Chubut, hacia 2011/12. “Encontramos rendimientos realmente impresionantes. Hemos obtenido bajo riego el triple del rendimiento de maíces para picado que el promedio nacional, como si cada hectárea al sur del Río Colorado fueran tres hectáreas en la zona de secano o en la zona núcleo también. De ahí la importancia de Patagonia”, resaltó. “Tenemos una región que tiene mucha heliofanía, días muy largos durante el período de verano, que es cuando transcurre el cultivo del maíz, tenemos agua, no tenemos chicharrita, muy pocas plagas, entonces, es fundamental empezar a trabajar con el tema”. En tal sentido, adelantó que ya está casi lista la firma de convenios con Maizar y organismos públicos provinciales, para llevar adelante evaluaciones, ensayos, y transferir experiencias para empezar a desarrollar. “Hay alrededor de 1 millón de hectáreas potenciales”, señaló.
Norberto Tabaré Bassi, secretario de Ganadería de Río Negro, caracterizó la provincia: “Tiene 20 millones de hectáreas, y la bendición de contar con el Río Negro, que tiene unos 700 kilómetros de longitud, y un caudal de unos 700 m 3 por segundo, lo que nos permite irrigar unas 200.000 hectáreas con agua de excelente calidad”.
Tras describir la variada matriz productiva provincial, con producción de cereales y forraje en el Valle Medio relacionada con la ganadería, dijo que “hace 15 o 20 años atrás, el maíz en la ganadería bovina u ovina no se conocía: el productor decía ‘el maíz es para los chanchos’”. Eso duró hasta que, del 2006 al 2010, se dio la peor sequía registrada en la zona. “Perdimos el 55% del stock entre mortandad y venta forzosa. Hasta que los productores más avanzados decidieron probar otra cosa, y en vez de darle pasto a las vacas, comenzaron a darles maíz. Con 3 kilos por día la vaca sobrevivía, y entonces algunos empezaron a hacer algo de maíz bajo riego. “Nos vinculamos con Maizar, las semilleras nos donaron algunas bolsas para que los productores probaran y tener el resultado, y fue excelente. Y así empezó un camino muy lento de crecimiento en la región”.
El segundo incentivo, que consolidó el desarrollo, se dio en 2013, cuando se dejó de vacunar contra la aftosa en el norte de la Patagonia y ya no pudo entrar hacienda en pie con destino a faena ni carne con hueso. “Los frigoríficos, para abastecerse, debían comprar animales engordados localmente. Fue un incentivo: los productores, que históricamente eran de cría y vendían el ternero al norte, lo retuvieron, lo recriaron y lo engordaron en la zona”. Eso incentivó la producción de maíz local. “En 2011, en Río Negro producíamos unos 40.000 gordos por año; hoy estamos en más de 180.000. Y esto requiere suplementación: en 10 años se quintuplicó la superficie de maíz en la provincia, de 5.000 a 25.000 hectáreas. Y la faena se duplicó”, dijo.
Ese maíz se desarrolló básicamente en los tres valles: Alto, Medio e Inferior. Y el desarrollo es extraordinario, recalcó Tabaré Bassi. En la zona del Valle inferior, con todo lo necesario y el híbrido adecuado, se alcanzaron 15.500 kilos de grano por hectárea. Tenemos una radiación extraordinaria, con poca nubosidad. temperaturas medias de verano bastante similares a las de Pergamino, con períodos libres de heladas. Y la mayor bendición que tenemos es el Río Negro. Hoy tenemos 200.000 hectáreas bajo riego, y un potencial de desarrollar 800.000 más, de las que la mitad podrían ponerse en producción razonablemente rápido, principalmente en la zona de Valle Medio. Los proyectos Negro Muerto y Colonia Josefa, entre la localidad de Pomona y General Conesa, suman 100.000 hectáreas. Existe un tendido eléctrico de alta tensión con centrales transformadoras, que ofrecen unos 40 megas en total y permitirían poner en producción unas 40.000 hectáreas bajo riego, y rápidamente se puede llevar a 100 megas. “Principalmente nos está faltando la línea de media tensión, que es la que va distribuyendo la electricidad en los campos, porque el principal desarrollo se plantea con riego presurizado, no tanto gravitacional”, contó. Si bien dijo que los proyectos están desarrollados y aprobados, falta el financiamiento. Una de las limitaciones es que son campos grandes, porque son secanos, con baja receptividad, de pocos productores, y los organismos internacionales no quieren financiar a solo 8 productores. El segundo proyecto, Guardia Mitre, que va desde Conesa para el otro lado, permitiría sumar unas 25.000 hectáreas. “La electricidad ya la tenemos, nos falta el financiamiento para la línea de media tensión”. En el Valle Inferior, en la zona de Idevi, hay un desarrollo de 10.000 hectáreas, con inversión privada. Y en la zona de Valle Azul, en el Alto Valle, se están poniendo superficies bajo riego con pivot que podrían rápidamente llegar a 5.000 hectáreas, ya que hay agua y electricidad. “Unas 130.000 hectáreas en poco tiempo se pueden poner”.
Como amenaza importante, se refirió a la reciente resolución de Senasa -en suspenso hasta el 16 de junio- que permite el ingreso de carne con hueso a la Patagonia. “Si entra en vigencia, pone en riesgo todo, porque no podemos competir en costos con la producción bovina pampeana. Estamos muy preocupados”, completó .
En consonancia, Mirko Schiavi, subsecretario de Agricultura y Ganadería de Chubut, se refirió a que para el crecimiento del maíz, la temperatura base de entre 8 a 10 ºC, a priori está bien y permite definir un período de crecimiento, sobre todo condicionado por las heladas tempranas y tardías. En cuanto a la amplitud térmica las diferencias entre las temperaturas máximas y mínimas está bien para que el maíz exprese su potencial. El otro factor, el de las precipitaciones, es lo que falta. “Tenemos dos buenas, pero una muy mala”.
El potencial justamente está en los valles irrigados que posee la provincia. “En nuestro caso, el Valle Inferior del río Chubut, el Valle de Sarmiento, el Valle 16 de Octubre, y la Comarca Paralelo 42, porque tenemos la facultad de manejar el agua”, dijo Schiavi. El Valle Inferior del Río Chubut cuenta con 25.000 hectáreas bajo riego, con un potencial expandible a unas 40.000, y ocupa del 50 al 60% de la actividad agropecuaria de toda la provincia.
No obstante, el funcionario recordó que todo valle es de origen aluvial, lo que da un mosaico heterogéneo de texturas, de fertilidades. “Hay mucho trabajo que hacer con respecto al suelo. No todo suelo va a ser potencialmente adaptable a la condición de un maíz. El maíz no se va a adaptar a todo tipo de suelo”, advirtió. Pero es allí donde se concentra el engorde ganadero bovino, y esto constituye una oportunidad estratégica.
Tenemos son 20 años de historia de cultivo del maíz, esto habla de la planta y de su plasticidad adaptativa. Cómo se fue adaptando a lo largo del tiempo a las condiciones. Obviamente por el manejo del agua. Tenemos un desarrollo pequeño, pero demuestra la potencialidad. Hoy tenemos entre 300 y 400 hectáreas anuales de cultivo de maíz, destinado fundamentalmente a silaje. Hemos tenido rendimientos históricos. Y hoy nos encontramos entre 40 a 50 toneladas de materia verde, pudiendo superar y alcanzar hasta 80 toneladas.
Por otro lado, indicó que “lo que tenemos son materiales de ciclo intermedio a ciclo corto, e inclusive algunos ciclos intermedios largos; cortos destinados a graníferos e intermedios destinados a silaje”, comentó.
“El maíz es un recurso estratégico para el desarrollo, en función de que tenemos un balance forrajero desequilibrado. De lo que demanda el sector ganadero de engorde, solo el 40% lo abastece el valle y la provincia”, graficó. “En algún momento somos insumodependientes y eso, estratégicamente, desde el punto de vista del negocio, compromete ampliamente la rentabilidad. Tenemos un engorde anual de por lo menos 110.000 cabezas de ganado bovino. La cadena genera empleos directos, demanda de asistencia técnica, servicios ligados a maquinaria, a incorporación de tecnología, que en nuestra zona no está tan desarrollada”.
Finalmente, Schiavi dijo que “la pregunta sustancial es cómo ser más competitivos, porque nos olvidamos a veces que la competitividad es un proceso a mediano y largo plazo. Acá nos encontramos con un Fórmula 1 que está corriendo una calle de tierra o de ripio. Tenemos que ir progresivamente, pasarlo al asfalto y de repente que llegue el circuito y compita”, comparó. No tenemos que olvidar las externalidades positivas que nos genera el cultivo para obtener un producto de muy buena calidad como son las carnes de la Patagonia. Es el privado el que marca la cancha y un poco es el sector público el que tiene que acompañar, no al revés”, dijo.
Fotos: https://drive.google.com/drive/folders/1rboGlxqLOnkRFgnSd2dy71LStlQW4gz2