La Pertenencia y la Competitividad de las Cadenas de Valor

Autor: MAIZAR / Fecha: 09/05/06

La pertenencia y la competitividad de las cadenas de valor

"Tu maíz esta maduro, el mío lo estará mañana. Sería beneficioso para ambos que yo trabajara contigo hoy y que tú me ayudaras mañana. No te tengo cariño y sé que tú tampoco lo tienes por mí. Podría entonces esforzarme, no para tu beneficio, sino para el mío propio con la expectativa de un retorno. Pero sé que seré decepcionado y que dependería en vano de tu gratitud. Entonces yo te dejo trabajar solo y tú me tratas de la misma manera. Pasan las estaciones y ambos continuamos perdiendo nuestras cosechas por falta de confianza y seguridad mutua".
David Hume
Economista e Historiador

Introducción

Uno de los grandes desafíos que debe enfrentar la Argentina para emprender su desarrollo es organizarse. Como Nación y como sociedad aún no hemos logrado desarrollar la coordinación y organización necesarias para garantizar un futuro próspero. Tal situación se manifiesta en los crecimientos asimétricos entre los distintos sectores, producto de una inversión desequilibrada y un planeamiento dispar.

Es así como luego de varios años de crecimiento en el sector agro-industrial algunas cadenas de valor crecieron y concentraron grandes inversiones, mientras otras quedaron relegadas. La generación de empleo también sufrió, y los niveles de desempleo llegaron a ser los más altos de la historia de nuestro país. Cada sector intentó defender sus intereses frente a los dirigentes públicos y privados, argentinos y extranjeros, que fueron tomando las decisiones que nos llevaron a esta encrucijada, donde algunos negocios ganaron competitividad y otros la perdieron.

Las instituciones y los mecanismos de coordinación

La imperiosa necesidad de superar los desequilibrios, motivó el nacimiento de un nuevo tipo de institución que se agrega al universo de las cámaras empresariales, las entidades gremiales y las asociaciones de productores y profesionales: Las asociaciones "de cadena". Estas nuevas organizaciones agrupan a diversos sectores que están naturalmente relacionados para lograr un objetivo común: que el producto final llegue al mercado.

Su característica más relevante es el trabajo intrasectorial y en grupo, que posibilita contar con una visión más clara de la causalidad del éxito de cada uno de sus integrantes, teniendo conciencia de que cada eslabón de la cadena será tan fuerte como el más débil, y que el trabajo en conjunto genera crecimiento real para todos.

Sin embargo, este interés común estuvo históricamente relegado a un segundo plano frente a los debates entre los distintos sectores: "campo versus industria", "industria versus comercio", "mercado interno versus exportación" etc.

En estas instituciones de cadena se comprende que el primer obstáculo que debe sortearse es la participación o la pertenencia, la comprensión de que el éxito individual depende del desarrollo de los demás y no solamente de estrategias propias. Muchos se preguntan: ¿Qué podemos hacer unidos los que formamos la cadena de este producto que no pueda hacer yo solo? O, ¿cómo podré maximizar mi beneficio si hago alianzas con quienes constantemente debo discutir comisiones, precios, etc.?

Las cadenas de producción o valor existen desde la revolución industrial, sin embargo, la acción coordinada a lo largo de la cadena es algo muy novedoso en el mundo de los negocios. El primer mecanismo de coordinación conocido, fue la autoridad, es decir alguien con poder suficiente como para obligar a que cada eslabón hiciera lo que se le ordenaba. El segundo fue el precio. Los mercados o bolsas comenzaron formando el precio de unas pocas commodities que fueron multiplicándose hasta abarcar cientos de productos.

En estos dos primeros mecanismos de coordinación, el sentido de pertenencia es bastante claro. En el primer caso, quienes reconocen la autoridad de alguien son súbditos de la corona o empleados de una empresa que les ordena que hacer. En el segundo, son los vendedores o compradores de un determinado bien quienes se reconocen mutuamente como parte de ese mercado.

El siguiente mecanismo que apareció en el mundo de los negocios, fue la coordinación por acuerdos (contractuales o de buena voluntad). Esta formulación permite lograr acuerdos de cooperación equivalentes a los que existen entre las divisiones de una misma empresa, manteniendo los niveles de competencia que posibilitan en un mercado de competencia perfecta. En otras palabras competencia y cooperación en forma simultánea.

Esta modalidad de coordinación esta muy difundida en los países más desarrollados. Adquiere impulso especial a partir de la década del 1970, cuando los sistemas de mejora continua se difunden en muchos sectores con el objetivo de coordinar las acciones entre proveedores y clientes.

El desafío del maíz Argentino

La Cadena del Maíz Argentino es un buen ejemplo: demanda la coordinación de acciones entre eslabones para lograr revertir la tendencia de disminución del área sembrada que existe hace 25 años. Pero, en rigor, esta tendencia se contradice con las inversiones que están realizando todos los integrantes de la cadena.

Los eslabones que realizan investigación del cultivo, continúan proveyendo avances tecnológicos que el productor aplica para maximizar la producción por hectárea. Los exportadores, por su lado, siguen ganando mercados y así la Argentina llegó a ser segundo exportador mundial y el primero en los maíces de mayor valor como el flint, pisingallo y MAV.

Lo preocupante de la realidad actual, es la dependencia que tienen las industrias que transforman el maíz en la Argentina, frente a un escenario de caída en el área sembrada. Los mayores consumidores son la ganadería de carne, la lechería, la avicultura, la molienda y los cerdos, cuyo consumo crece aceleradamente desde hace cinco años.

El principal dilema que hoy enfrenta la Cadena de Maíz, es que las curvas de producción y consumo interno tienen tendencias opuestas, debido a que el maíz Argentino es una materia prima altamente competitiva, y las empresas que lo transforman también lo son. Pero, lo cierto es que el cultivo de maíz es menos competitivo para el productor que el cultivo de soja.

Encontrar soluciones a este problema en una cadena productiva es un proceso de varias etapas:

El primer paso es lograr que todos los integrantes de las distintas fases del proceso productivo se reconozcan como tales y desarrollen un sentido de pertenencia a esta cadena de valor.

En segundo lugar, es indispensable estudiar y analizar cada una de las cadenas de valor para comprender los factores determinantes de su competitividad y saber de qué manera el problema planteado afecta su negocio. La pregunta central es: ¿De qué modo es afectada la exportación, la ganadería de carne, la lechería, entre otras, si la superficie implantada de maíz disminuye y la producción total también lo hace? Y, ¿Podríamos planificar crecimiento ignorando tales riesgos? Sabemos que el perjuicio existe y puede ser grave para algunos de estos mercados y para el país.

El tercer paso es la búsqueda de un espacio de negociación basado en la confianza entre los distintos actores, con el fin de que puedan plantearse todas las opciones posibles, para lograr acuerdos que devuelvan la competitividad perdida a los sectores cuyo negocio es menos atractivo. En este caso particular, el gobierno nacional podría dar tratamientos impositivos especiales hasta que la producción de maíz recupere la rentabilidad. El productor puede optar por paquetes tecnológicos de alto rendimiento que aseguren costos por tonelada menores, al igual que los demandantes de maíz para el mercado interno o externo, que pueden lograr contratos de abastecimiento o coberturas en los mercados de futuros. Existen muchas opciones más que cada actor puede tomar para evitar los efectos de este problema.

El elemento clave para el desarrollo y la aplicación de las posibles soluciones depende del compromiso de cada uno de nosotros como involucrados. Solamente así se podrán elaborar propuestas integradoras que contemplen las necesidades del conjunto, reconociendo que existen soluciones y que su implementación depende de las decisiones que se tomen. Por esta razón invitamos a todas las personas comprometidas con el futuro de la Argentina a sumarse a nuestro esfuerzo.