Insectos y malezas resistentes ¿Cómo manejarlos?

Autor: ASA, ArgenBio y CASAFE / Fecha: 25/01/14

Los maíces Bt y tolerantes a herbicidas son herramientas valiosas para el Manejo Integrado de Plagas (MIP), pero ambas tecnologías deben usarse de manera responsable para evitar la evolución de resistencia de insectos y de malezas.

  



La evolución de poblaciones de insectos y malezas hacia biotipos resistentes es una preocupación porque significa la pérdida de los beneficios de estas tecnologías,  lo que implica volver a las prácticas tradicionales de control más engorrosas, menos eficientes y de mayor impacto ambiental. El desarrollo de nuevas tecnologías Bt y de resistencia a herbicidas, así como de moléculas herbicidas o insecticidas requiere de varios años y grandes inversiones. No son fáciles de reemplazar en el corto o mediano plazo. Si las tecnologías actuales pierden eficacia, se perderán los beneficios de control efectivo y mayor rendimiento y calidad del cultivo, y por lo tanto los beneficios económicos para el productor.

Resistencia de Insectos
El uso continuo de maíces Bt ejerce una gran presión de selección en la población de insectos blanco y los individuos que posean una característica que les permita sobrevivir a las proteínas Bt se volverán predominantes en la población. Son varios los factores que inciden en el desarrollo de resistencia, entre ellos:

  • el uso repetido de la misma proteína Bt,
  • la permanencia en el lote de rastrojo y malezas donde puedan sobrevivir insectos,
  • la ausencia de hospederos alternativos,
  • el monocultivo,
  • la ausencia de refugio,
  • la falta de implementación de otras herramientas de control de plagas

Por lo tanto, cuando la frecuencia de insectos resistentes aumente con respecto a la de los susceptibles del tal forma que sobrepase el umbral donde se detectan daños significativos, la tecnología comenzará a perder valor para el productor.  Para retrasar en el tiempo esta situación, se diseñan e implementan planes de Manejo de Resistencia de Insectos (MRI).

Los programas de MRI manejan las poblaciones de insectos para retrasar el aumento de la frecuencia de individuos resistentes, minimizando así fallas en el control. Son necesarios para extender la vida útil de estas biotecnologías insecticidas, que son herramientas importantes del MIP, y que por su bajo impacto ambiental respetan las poblaciones de insectos benéficos y facilitan un manejo racional de insecticidas químicos. 

Dentro de un plan de MRI se destaca la siembra de “refugios” que son áreas del lote o campo sembradas con maíz NO Bt, en los que la población de insectos puede desarrollarse sin ser seleccionados y permitiendo que los insectos susceptibles completen el ciclo de vida y lleguen a un estado adulto. Esto permite que adultos susceptibles provenientes del refugio se crucen con los pocos adultos que sobreviven del cultivo Bt y  se disminuye la probabilidad de que insectos resistentes al cultivo Bt solo se crucen entre sí y generen una descendencia resistente. Por lo tanto, la siembra del refugio es fundamental para mantener  en el campo donde se cultiva maíz Bt  una baja frecuencia de insectos resistentes en las siguientes campañas extendiendo la utilidad de la tecnología.
Otras prácticas del MIP que deben realizarse para obtener buenos resultados son:

  • Monitoreo de plagas: permite conocer la incidencia y severidad del ataque de las principales plagas, brindando información útil para la toma de decisiones relacionadas con la aplicación de otras medidas de control.
  • Control químico: se recomienda la aplicación de insecticidas químicos cuando el daño causado por los insectos alcanza un umbral preestablecido, a partir del cual se justifica la aplicación de un insecticida, denominado Umbral de Daño Económico (UDE).
  • Manejo del rastrojo y control de malezas:las malezas pueden hospedar plagas de los cultivos siguientes en la rotación, permitiendo la supervivencia de insectos entre la cosecha de uno y la siembra del otro. La aplicación de herbicidas post cosecha evita la fructificación y propagación de numerosas malezas que pueden ser hospederas de plagas y evita la migración de larvas en estadios avanzados hacia los materiales Bt. Las larvas grandes que comenzaron su desarrollo en las malezas y luego migraron al cultivo Bt pueden generar mucho daño antes de ser controladas por la tecnología.
  • Tratamiento de semillas: especialmente para el control de plagas subterráneas y orugas cortadoras. Se recomienda el uso de productos de amplio espectro que protegerán a la plántula en sus estadios iniciales. Algunos insectos llegan a hacer daño sobre las plántulas antes de ser controlados por la tecnología Bt.
  • Rotación de cultivos: Se recomienda alternar cultivos de diferentes especies en el lote y que no sean hospederas de las plagas blanco a fin de reducir la población de algunos insectos plaga; para mejorar las propiedades físico-químicas del suelo, y mejorar el control de malezas al poder rotar herbicidas.

Resistencia de Malezas
El uso de herbicidas es el principal método de control de malezas y la aparición de malezas resistentes un problema en la agricultura moderna. La preocupación se basa en que en un caso extremo de resistencia, los agricultores podrían perder esta importante herramienta de control.

Sin embargo, los problemas de resistencia se pueden manejar a través del uso integrado de un conjunto de herramientas disponibles y económicamente viables. Este enfoque, denominado manejo integrado, se basa en el empleo de diferentes prácticas agronómicas y herbicidas de modos de acción diferentes para prevenir el desarrollo de resistencia y puede aplicarse a todos los tipos de producción.

En particular, la adopción de maíces, y otros cultivos genéticamente modificados, tolerantes a herbicidas ha mostrado ser una herramienta eficiente y simple para el control de las malezas. Con estas tecnologías, la agricultura por un lado se ha beneficiado a través de la reducción de los costos de producción, mejores rendimientos y menor impacto ambiental, pero por otro, esta simplicidad ha ido dejando de lado prácticas culturales de Manejo Integrado, como el monitoreo constante y la rotación de herbicidas con distinto modo de acción, que han traído algunos inconvenientes a los productores.

Hoy en día la aparición de resistencia, el cambio en las especies y el flujo génico a malezas emparentadas, son desafíos que preocupan tanto a los agricultores y asesores como a los proveedores de tecnologías y semillas. Dado los beneficios asociados con el uso de los cultivos tolerantes a herbicida, el manejo integrado de malezas resulta crucial y estratégico.

Actualmente en Argentina:

  • Hay 12 especies resistentes, resistencia a 3 mecanismos de acción y 2 casos de resistencia múltiple;
  • La resistencia a glifosato es la más extendida por el país y abarca a 9 especies;
  • El sorgo de alepo es la maleza resistente más extendida en el país.

Para combatir las malezas resistentes siempre hay que tener en cuenta que lo esencial es atacarlas temprano. En ese sentido, son fundamentales los monitoreos constantes para detectar cuáles son las especies problema y a partir de ahí conocer la fecha y duración del período de germinación para definir una estrategia de manejo.
En el caso de especies con germinación concentrada, se recomienda esperar que germine todo y luego aplicar los herbicidas. En tanto, en las plantas con germinación prolongada se deben aplicar productos residuales.

También es fundamental realizar rotación de principios activos para minimizar la presión de selección, hacer barbechos tempranos, monitorear los lotes para seguir el estado de desarrollo de las malezas, utilizar activadores en las aplicaciones de herbicidas, considerar las malezas desde el comienzo y evitar la diseminación de semillas de malezas con cosechadoras y demás maquinarias.

Para información más detallada sobre estos temas se pueden consultar las siguientes páginas web: www.programamri.com y www.programamrm.org