SORGO: ¿DE CENICIENTA DE LOS GRANOS FORRAJEROS A PRINCESITA?

Autor: Juan C. Batista y Guillermo Rossi Directores de Calidad Agroalimentaria y Certificación Fitosanitaria del SENASA respectivamente / Fecha: 25/01/14

En el conjunto de los granos forrajeros, el sorgo es considerado un cultivo relativamente “barato”, de zonas “marginales”, si tomamos como base al cultivo de maíz como el más representativo de los forrajeros, y de significativa “plasticidad” en cuanto a sus características de adaptación a diversas condiciones de suelo, agua y temperatura. No obstante ello, presenta buenos rendimientos si se le brindan las condiciones agronómicas adecuadas. Por todo ello, se lo suele llamar “la cenicienta de los forrajeros” al compararlo con el maíz o con la propia cebada, sólo para mencionar a los tres principales cereales para alimentación animal.
Desde hace más de 10 años, Argentina, ha comenzado un proceso de negociación con la República Popular China sobre la base de una canasta de productos agrícolas con vistas a fortalecer el posicionamiento del sector de cara al mercado mundial y lograr mayor robustez y valor agregado en distintas cadenas agroalimentarias, tal es el caso del sorgo.    La economía china ha crecido y crece a tasas muy significativas, y aunque los dos últimos años se ha desacelerado su crecimiento, el mismo ha mantenido en la que va del siglo un incremento de algo más del 150%, su PBI. Para el 2015 se estima en más de 2 veces y media el PBI de 2.000. Esto se traduce en términos del interés argentino en que aquel ciudadano que se alimentaba diariamente con un pequeño tazón de arroz, ahora desea consumir variedad de otros vegetales y carne. Así, la producción avícola y porcina china debe ser abastecida con cantidades crecientes de alimentos forrajeros, entre ellos, harinas proteicas (soja principalmente), maíz, cebada y otros cereales como el sorgo, aunque este último grano recién ahora comienza a integrar la dieta en cantidades significativas. Estimaciones privadas pronostican las importaciones chinas de maíz para el año 2020 en 20 millones de ton, aún siendo éste un cultivo con cierta “protección” por razones de política agropecuaria interna.
Ya, a principios de los 2.000, las autoridades de ambos países realizaron periódicas reuniones de intercambio y negociación en materia agrícola, motivadas en la necesidad de aumentar el comercio. A mediados de la década, se aceleraron las negociaciones con intención de promover y acrecentar el abastecimiento argentino al gigante asiático; se identificaron los productos  de interés de ambos países y se analizaron las principales limitantes al comercio, la mayoría de ellas en aspectos fitosanitarios (plagas cuarentenarias) y de calidad alimentaria, se elaboraron los primeros listados de productos, los cuales incluyen: cebada, maíz, carnes y menudencias, frutas como los cítricos, manzanas, peras, uvas, cerezas y arándanos, girasol confitero, arveja, alfalfa, pellets de lúpulo, stevia, etc. Se crearon las primeras comisiones binacionales, como el caso de la de biotecnología agrícola y, atendiendo a la temática, SENASA por la parte argentina y la Administración General de Supervisión de la Calidad, Inspección y Cuarentena (AQSIQ por sus siglas en inglés) comenzaron un nutrido intercambio de información en base a dossier de plagas, cuestionarios y datos sanitarios.
En este proceso de construcción de confianza, se firmaron protocolos para el inicio del abastecimiento de frutas cítricas, cebada (2010) y maíz (2012) iniciándose los embarques de estos granos casi inmediatamente.
Los primeros contactos sobre sorgo se iniciaron en 2008 con la Administración Estatal de Granos donde se detectó el interés chino en cuanto a la demanda de este forraje atendiendo al incremento del consumo en producción animal.
Posteriormente, las áreas de cuarentena de los gobiernos comenzaron un fructífero intercambio sobre la presencia de plagas y enfermedades en ambos territorios, lográndose finalmente una reducción significativa del número de especies de interés cuarentenario del país asiático.
Las negociaciones han continuado y el panorama se presenta como auspicioso para el desarrollo del cultivo en Argentina.
Las importaciones chinas de granos forrajeros se han incrementado significativamente en los últimos años y particularmente el sorgo (2012 y 2013) como se ve en cuadro I. A su vez, en los primeros seis meses de este año, estas importaciones suman 1.446 millones de ton. (principalmente para  el área de Guangdong)
La apertura del mercado chino para el sorgo argentino se presenta como promisoria. Si bien nuestro producto muestra algunas debilidades: falta de diferenciación en la etapa comercial (principalmente entre sorgo de bajo tanino y sorgo taninosos), menor precio y mayor influencia relativa del flete en relación al maíz, con lo cual en determinadas zonas los agricultores obtienen menores márgenes brutos y por ello, deciden sus siembras a favor el maíz; pero también hay que considerar algunas fortalezas de este cultivo, como ser: iguales o mayores rindes en zonas marginales para maíz, menor costo de producción, no existencia de semillas genéticamente modificadas (lo cual facilita la fluidez comercial en ciertos mercados externos, como el caso que nos ocupa de China) y para el caso de la industria de alimentos para animales: valores nutritivos similares al maíz.
China ha importado sorgo desde algunos países del área Pacífico en cantidades pequeñas y sólo para uso de la industria del alcohol, pero a partir de 2010 los guarismos cambian significativamente debido a su uso como forrajero. Argentina puede aprovechar esta nueva oportunidad compitiendo perfectamente con Estados Unidos y Australia. Habrá que ver costos de fletes internacionales y ciertos aspectos de calidad.
Ante una demanda creciente y de la importancia como la que presenta el gigante asiático, el desafío y la oportunidad pueden ser de alto impacto para la cadena del sorgo.
Sobre la base de los factores nutritivos y de palatabilidad, el sector industrial considera una relación de precios de equilibrio generalmente de 0,90/0.95 para optar por uno u otro cereal. No obstante, el pasado mes de junio, la alta y sorpresiva demanda china y los embarques americanos presentaron una inversión en la relación interna de precios de los Estados Unidos, donde el sorgo llegó a cotizaciones superiores al maíz. Si bien esto hay que considerarlo como un tema de coyuntura que no amerita ser considerado para la toma de decisiones de mediano plazo, también indica que está “corriendo agua bajo el puente”.
Las ventas argentinas de los últimos años han tenido como destino 4 principales mercados: Japón, Colombia, Chile y México. La alternativa de China (y eventualmente luego algún otro país del Sudeste Asiático hoy importador de maíz) abriría perspectivas altamente optimistas para el desarrollo del cultivo, su tecnología y toda la agroindustria relacionada (desde la semilla y el fertilizante hasta el puerto), quizás sea una buena oportunidad para que este cultivo pase a convertirse de “cenicienta” a princesita” tratando de parafrasear la vieja fábula.