2016: Un año maicero

Autor: Juan Brihet, Martín López Dpto. de Estimaciones Agrícolas, Bolsa de Cereales / Fecha: 25/01/16

Elaboración en base a datos propios del Panorama Agrícola Semanal y del Relevamiento de Tecnología Agrícola Aplicada de la Bolsa de Cereales

En poco más de un mes comienza la siembra de maíz 2016/17 y las expectativas siguen siendo altas. Se ve una oportunidad para volver a usar planteos de punta y maximizar los rendimientos.
Durante los últimos años, los productores tuvieron que priorizar una estrategia de minimización de costos, debido principalmente al contexto económico y comercial. Según datos del Relevamiento de Tecnología Agrícola Aplicada (ReTAA) de la Bolsa de Cereales, los planteos de alta tecnología, que ocupaban el 66% del área maicera en 2010/11, llegaron apenas al 39% en la última medición de 2014/15. Hoy, el nuevo esquema comercial y los mejores márgenes para maíz promueven un aumento del área sembrada 2016/17.
La buena relación insumo/producto en fertilizantes da la chance de recuperar las dosis de aplicación y mejorar la nutrición de suelo y cultivo. En las últimas campañas (de 2010/11 a 2014/15), se disminuyó el fertilizante aplicado por hectárea sembrada con maíz, de 14 a 5 kg/ha de fósforo y de 61 a 20 kg/ha de nitrógeno.
En paralelo a la reducción de costos, el sistema se encontró con malezas tolerantes y resistentes. Esto explica el abandono parcial de la siembra directa en la Argentina, que en esos cuatro años cayó de 94% a 90%, aunque en maíz se redujo sólo de 95 a 94%. En herbicidas se vio una tendencia a utilizar productos más concentrados y de menor dosis por hectárea. Aunque esto debería llevar a una menor cantidad de herbicidas aplicada, hoy los valores siguen siendo altos.
La segunda causa para dejar la siembra directa fueron los excesos hídricos de los últimos años. Al mismo tiempo, esta buena humedad disponible hoy en día promueve una mayor superficie a sembrar con maíz en la nueva campaña.
Un factor negativo frente al crecimiento del área maicera 2016/17 es que la cosecha actual está demorada en más de veinte puntos porcentuales respecto del año pasado: no llega aún al 60%, cuando para esta fecha ya alcanzaba el 73%. Esto complica a los productores que necesiten liquidar grano para la compra anticipada de insumos. Las condiciones de financiación serán decisivas para cumplir las expectativas de crecimiento.
Aparece también el problema de la disponibilidad de semilla de maíz, en cantidad y calidad. Si bien los datos muestran que las densidades de siembra se vienen bajando en la Argentina, en los últimos años también se redujo la producción de semilla a nivel comercial.
Al mismo tiempo, viene aumentando la proporción de siembras tardías, estimada en 60% a nivel nacional para la campaña 2015/16. En estas fechas se recomienda una menor densidad de siembra para mejores resultados; sin embargo, se observa menos semilla utilizada tanto en fechas tempranas como tardías, lo que diluye la explicación en los diversos factores analizados.
Con buena humedad inicial, muchas recomendaciones apuntan a fechas tempranas e híbridos templados con alto potencial de rendimiento. La tendencia en los últimos años muestra un crecimiento de materiales templados, principalmente en regiones del norte del área agrícola.
Los pronósticos climáticos estarían marcando un año Niña, aunque todavía no está claro el momento de transición entre los fenómenos de mayor o menor humedad. Esto pone en duda la situación para el período crítico de rendimiento en maíces tempranos.
Pese a que la incertidumbre sobre algunos factores se mantiene, las condiciones están dadas para que el maíz cobre mayor relevancia en los esquemas productivos de nuestro país.