Autor: MAIZAR / Fecha: 30/05/25
El desarrollo económico y en infraestructura que generan las empresas semilleras es poco conocido. Por eso, en el Congreso Maizar 2025 hubo un panel donde expusieron dos empresas familiares que producen semillas de maíz en Los Altos, en Catamarca, zona que provee las simientes para los productores del NOA. Estuvieron brindando sus testimonios Lucía Scarafía, de la firma Campo Yaquicho, y Cristian Bartolucci, de Mistol Ancho, en un panel que contó con la moderación de Juan Erdmann, de la Asociación de Semilleros Argentinos (ASA).
La producción de semillas en el Noroeste Argentino (NOA), particularmente en la zona de Los Altos, en Catamarca, se ha consolidado como un modelo clave de agregado de valor en origen. Este desarrollo ha sido impulsado, en conjunto con las compañías proveedoras de genética y tecnología, por empresas como Campo Yaquicho y Agropecuaria Mistol Ancho, que tienen una presencia significativa en esa provincia del norte argentino, y participaron en un panel del Congreso Maizar 2025, moderado por Juan Erdmann, de la Asociación de Semilleros Argentinos (ASA)
Erdmann caracterizó la producción de semillas como el inicio de la cadena de valor, tanto para el maíz como para cualquier otra especie. En el caso específico del maíz, explicó, una hectárea de producción de semilla puede abastecer la siembra de aproximadamente 150 hectáreas para producción de granos.
La actividad contribuye al crecimiento agrícola a través del aporte del mejoramiento genético, logrando ganancia genética y desarrollando tolerancias a condiciones de estrés (biótico y abiótico) y resistencias a plagas, indicó, y explicó que presenta una alta tasa de rotación de lotes debido a las condiciones de producción y las regulaciones del sistema de fiscalización. Por ejemplo, los cultivos antecesores deben ser muy cuidados y no se pueden sembrar consecutivamente.
Lucía Scarafía, de Campo Yaquicho, describió a la empresa como una agropecuaria familiar, con casi 30 años de trayectoria en la zona, que se dedica principalmente a la producción de semillas de maíz tropical, aunque también cultiva soja, maíz de consumo, trigo y legumbres. Cristian Bartolucci contó que Mistol Ancho tiene como actividad principal la producción de semillas de maíz, soja, trigo y cultivos de servicio, y fue fundada por sus padres. Ambos destacaron que la actividad, que implicó desarrollar una infraestructura especializada, contribuye significativamente al crecimiento agrícola mediante el mejoramiento genético, aportando tolerancia a estrés biótico y abiótico, y resistencias.
Catamarca se ha posicionado como la cuarta provincia productora de semillas a nivel nacional, gracias a las particularidades de la zona de Los Altos, a la inversión de los productores, el apoyo de las empresas proveedoras de semillas de maíz y el soporte del gobierno provincial. La característica fundamental de este sitio es su idoneidad para producir híbridos tropicales y subtropicales de maíz, que no se adaptan fácilmente a otras regiones productoras del país. Además, cuenta con una ventana de siembra específica de julio a agosto, distinta a la de otras zonas. “Las producciones de verano son la excepción, porque sabemos que la floración es delicada. Debido a ello, la norma es producir en invierno”, agregó Bartolucci.
Esta región no solo produce semillas para su propia área, sino que abastece el 100% de la semilla de maíz que van a sembrar los productores del NOA y NEA e incluso otras regiones de país, dijo Scarafía. Esta función estratégica asegura que los productores del norte tengan acceso a materiales adaptados a sus condiciones y de la mejor calidad posible.
El desarrollo de la producción de semillas ha requerido y permitido importantes inversiones en infraestructura, especialmente en sistemas de riego (incluyendo equipos automatizados y con eficiencia energética), capacitación de personal y desarrollo de energía.
Esas inversiones fueron posibles gracias a que la producción de semillas, particularmente las de maíz, proporcionan un flujo de fondos seguro y estable y una calidad de demanda que no existía previamente en la zona.
Ambos panelistas destacaron que, gracias al riego, la producción de semillas opera prácticamente como una industria, con siembras de diferentes especies lo largo de todo el año, a diferencia de la agricultura convencional, que tiene marcada cierta estacionalidad.
La producción de semillas de maíz es intensiva en mano de obra, especialmente durante el despanojado y la cosecha. “Por campaña, se movilizan alrededor de 800 personas directamente en estas labores, además de generar mano de obra indirecta para técnicos, logística, proveedores de insumos, transporte, vivienda y alimento”, agregó a modo de ejemplo Scarafía.
Esta actividad ha desarrollado todo un entramado social y económico en la zona, fomentando el arraigo productivo, la innovación y la capacitación, y mejorando la calidad de vida de los habitantes locales.
El reciente desafío de la chicharrita ha tenido un impacto significativo. Si bien generó miedo inicial, también abrió una oportunidad: resaltó la necesidad de utilizar semillas especialmente adaptadas a las condiciones de la zona, reforzando la ventaja competitiva de producir híbridos tropicales localmente. Los productores y semilleros han respondido con adaptación y seriedad, implementando protocolos basados en experiencias de otros países, como Brasil.
Estos protocolos adaptados incluyen concentración de fecha de siembra, monitoreo de chicharrita en presiembra y evolución de la población durante el cultivo a nivel lote, campo y zona; control de maíces guachos; protocolos de aplicación de fitosanitarios para el control del vector y manejo nutricional de cultivo.
Las empresas semilleras han adaptado sus procesos productivos incorporando
conocimiento de otras regiones, con el fin de poder continuar abasteciendo
de semillas a los productores que demandan híbridos con mejor
comportamiento a Spiroplasma
.
Consideran esta actividad como esencial para garantizar el abastecimiento
de semillas de maíz tanto en cantidad como en calidad al norte del país
.
Tanto las empresas proveedoras de semilla como quienes hacen la producción
entienden que, lejos de ser parte del problema, son parte de la solución al
producir semillas adaptadas y aplicar estrictos protocolos de control.
Erdmann cerró el panel afirmando que el modelo de producción de semillas en Los Altos, Catamarca, representa un desarrollo clave para el agregado de valor en el NOA, impulsando la inversión, generando empleo, capacitando a la mano de obra y garantizando el suministro de semillas de alta calidad y adaptadas a la región, al tiempo que se adecuan a nuevos desafíos, como el Spiroplasma.
Fotos: https://drive.google.com/drive/folders/1GtsIvKa1QEDRrSF4_bXi2YpAlhNy9FFX